Miquel Coll/MACBA; Roberto Ruiz/MACBA and Latitudes
Comisarios

José Antonio Hernández-Díez: No temeré mal alguno

Convent dels Àngels, Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA), Barcelona, 18 marzo–26 junio 2016

La exposición ‘No temeré mal alguno’ en el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACBA) presenta obras de José Antonio Hernández-Díez producidas a finales de los ochenta y principios de los noventa, algunas de las cuales no se habían visto desde que se expusieron por primera vez, junto con un nuevo proyecto desarrollado específicamente para la ocasión.

La exposición recupera los primeros trabajos experimentales realizados en vídeo de Hernández-Díez, junto con otras obras tempranas realizadas con soporte de pantallas y vitrinas. Se incluyen, por ejemplo, tres piezas que se presentaron en su primera exposición monográfica, ‘San Guinefort y otras devociones’, que tuvo lugar en la Sala RG de Caracas en 1991 y que marcó su trayectoria. Es el caso de la obra de la Colección MACBA ‘San Guinefort’ y también de ‘El resplandor de la Santa Conjunción aleja a los demonios’ (1991) y ‘Sagrado corazón activo’ (todas de 1991). Esta exposición proclamaba lo que el artista calificó de ‘nueva iconografía cristiana’ y ofrecía – en palabras de su colega Meyer Vaisman – “una visión tecnopop de los símbolos más venerados del catolicismo”.

Este inquietante y seductor grupo de obras enlazan con la aplicación de las comunicaciones y la tecnología médica y su entrelazamiento con los sistemas de creencias paranormales, y de manera más prominente, con la teología cristiana. Ni irónicas ni profanas, son obras macabras que giran en torno a la muerte, la conciencia, la resurrección, y la particular idiosincrasia barroca del catolicismo Latinoamericano constituido a través de las recibidas narrativas coloniales europeas, así como por la privación impuesta sobre la historia y las creencias de los pueblos nativos.

Adoptando formas de objetos devocionales o de apariciones tecnológicas, las obras incluidas en la exposición parecen hallazgos arqueológicos encontrados en una clínica electro-espiritual, propuestas de ciencia ficción positivista de una religión futura o decorados para una actuación de teatro ilusionista. La presencia de fantasmas y de órganos corporales en la aparentemente descoyuntada obra de Hernández-Díez – espectros videográficos, voces sin cuerpo, criaturas conservadas, corazones y piel – sólo se ve reforzada por un aspecto un tanto nigromántico en el hecho que varias de sus obras se han sido reconstruidas ex profeso, como si volviesen a tomar vida para la presente exposición.

Además del reto de devolver a la vida estas obras históricas, ‘No temeré mal alguno’ presenta la nueva serie ‘Filamentos’ (2016), que hay que entender como un eco conceptual. Esta nueva serie comprende un estudio iconográfico de filamentos de bombillas, no solo como una extensión del tema de la revelación eléctrica y la visibilidad que tratan sus obras anteriores, sino también como un desafío para averiguar qué late bajo las grandes metáforas de la luz.

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